En los últimos años, diversas variables han afectado la competitividad de las cadenas productivas en el mundo. La principal es la pandemia, seguida del precio de los energéticos, el incremento en costos de mano de obra en China y diferentes tensiones geopolíticas que han obligado a las empresas a ajustar sus estrategias de competitividad y crecimiento, valorando la localización de sus inversiones en geografías más cercanas a los centros de consumo finales. A esto se le conoce como Nearshoring.  

Los proyectos de inversión evalúan competitividad y riesgo a través de cuatro aspectos principales: mano de obra (disponibilidad, costo y cualificación); marco jurídico (fiscal, medioambiental, aduanal, laboral.); estabilidad macroeconómica (inflación, tasa de interés, tipo de cambio, gasto público, endeudamiento.) y la infraestructura, observada desde dos ángulos: la asociada a su instalación y operación (tierra, agua, electricidad, gas natural, etc.) y la logística, asociada a la atención de su mercado objetivo (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, aduanas, etc.)

En este sentido, México tiene características que le permiten ser atractivo para el Nearshoring, el cual, se estima que atraiga 35 MMUSD adicionales de inversión extranjera al año traduciéndose en un incremento del PIB de entre el 1.2% y el 1.5%

Lo anterior, ha permitido consolidar una potente cultura y actividad comercial que representa más de 700 MMUSD anuales de importaciones y exportaciones entre México y USA, convirtiéndonos este año en el principal socio comercial de USA.

Aunado a esto, más del 59% de la población del país es laboralmente activa, generando mano de obra competitiva: $15 USD/h en México; $25 USD/h en China y $62 USD/h en USA, remarcando que nuestra fuerza laboral ha sabido adaptarse a procesos productivos complejos como el automotriz, cuya base formativa se centra en estudios técnicos y administrativos que favorecen el desarrollo de cadenas productivas.

Sin embargo, en términos de la infraestructura requerida para aprovechar el Nearshoring, México se encuentra en mínimos necesarios, ya que, si bien contamos con más de: 431 parques industriales, 17,500 km de vías férreas principales y secundarias, 50,000 km de autopistas, aeropuertos, 20 puertos marítimos, 19 mil km de ductos de transporte de gas natural, 40,000 km de distribución de gas natural, 65,000 km de transporte en oleoductos, 105,000 km de transmisión eléctrica y 851,000 km de distribución eléctrica en media y baja tensión; toda ella resulta insuficiente frente a la oportunidad que tenemos ante nosotros.

El Noreste y el Bajío mexicano cuentan con las mejores condiciones para el desarrollo del Nearshoring, sin embargo, también enfrentan retos relevantes: el primero de ellos es enorme ya que se trata de la simplificación, alineación y velocidad de los tres niveles de gobierno para la gestión eficiente y coordinada de los permisos de apertura de nuevas empresas, así como para el desarrollo de infraestructura; el segundo, es vital que las condiciones de seguridad mejoren.

En términos del suministro energético, México está en la zona en la que el gas natural cuenta con el precio más competitivo del mundo (3 USD/MBTU vs 15 USD/MBTU Europa y Asia) y es hoy la principal fuente para la generación eléctrica en nuestro país, por lo cual, también es considerado el combustible puente hacia las energías renovables, impulsando una transición energética responsable que considere geografías, capacidades de desarrollo, condiciones ambientales, etc. Aprovechar las condiciones energéticas de México dependerá de la capacidad de actualización y desarrollo de la infraestructura necesaria al ritmo que la demanda se presente.

El gas natural es un energético asequible, competitivo y abunda en nuestra región. Es amigable con el medioambiente y respalda a las fuentes renovables, convirtiéndose así en el binomio perfecto para hacer realidad del Nearshoring en el país.

Artículo publicado por el periódico Reforma.